lunes, 11 de mayo de 2009

REVOLUCION CUBANA

LA REVOLUCIÓN CUBANA

La Revolución Cubana es el término con el cual se designa al movimiento revolucionario que comenzó con la insurgencia que se opuso a la dictadura de Fulgencio Batista. Posteriormente este nombre ha pasado a definir un período histórico tras su triunfo el 1 de enero de 1959, por varias fuerzas insurgentes, entre las que predominaba ampliamente el Ejército Rebelde, brazo armado del Movimiento 26 de Julio comandado por Fidel Castro.
El 10 de marzo de 1952 un golpe de Estado dirigido por Fulgencio Batista derrocó fácilmente y sin resistencia al presidente electo Carlos Prío Socarrás, del Partido Auténtico, en un marco internacional que transitaba los primeros momentos de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Inmediatamente se suspendieron las garantías constitucionales y se instauró una fuerte dictadura militar. Dos años después se celebrarían unas amañadas elecciones para la presidencia, cuyos resultados se sabían de antemano. El argumento de Batista fue el de luchar contra la corrupción y el gangsterismo, pero en realidad fue para tomar el poder y enriquecerse particularmente él y sus allegados.
La continuación del escandaloso nivel de corrupción que caracterizó el periodo republicano , el enriquecimiento de una oligarquía cada vez más reducida, que llegó a afectar notablemente a la incipiente clase media cubana, llevaron a la conformación de una oposición generalizada, partidaria de la insurrección para desalojar del poder a Batista.[1] Con esa oposición se identificaron numerosos partidos políticos, los sindicatos, el movimiento estudiantil, e incluso sectores del empresariado . Durante los dos primeros años (1952-54) incluso los Estados Unidos tomaron una posición de aparente censura a la violencia dictatorial de Batista, limitando los suministros militares. El mismo presidente depuesto, Carlos Prío Socarrás, un político que nunca se expuso al peligro de una acción concreta, expresaba ese clima revolucionario diciendo: «triunfaré por cualquier medio, incluso el más extremo».[2]
En los primeros 6 meses de 1959 se llevan a cabo ejecuciones sumarias de antiguos


miembros de las Fuerza Armadas de Batista, calculándose en unos 300 los fusilamientos en La Habana y Oriente principalmente. La prensa norteamericana muestra preocupación, lo cual irrita a Castro.
Una vez tomado el poder, la oposición formó un nuevo gobierno. El Presidente fue Manuel Urrutia Lleó y el Primer Ministro José Miró Cardona. Los ministros fueron Regino Boti (Economía), Rufo López Fresquet (Hacienda), Roberto Agramonte (Relaciones Exteriores), Armando Hart (Educación), Enrique Oltuski (Comunicaciones), Luis Orlando Rodríguez (Interior), Osvaldo Dorticós Torrado (Leyes Revolucionarias), Manuel Ray (Obras Públicas) y Faustino Pérez (Recuperación de Bienes Malversados). Fidel Castro permanecía como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Se trataba de un gobierno moderado, en el que coexistían diversas tendencias.
Sin embargo, ante las discrepancias de Castro con Urrutia por su resistencia a permitir la creciente influencia comunista en el gobierno, se orquesta una supuesta "renuncia" de Castro a su cargo de Primer Ministro, generando un movimiento masivo para obligar al presidente a abdicar, siendo nombrado Osvaldo Dorticós como nuevo presidente, con Fidel Castro como Primer Ministro. Con este gobierno, dirigido por Fidel Castro y fuertemente influido por Ernesto Che Guevara, la Revolución Cubana comenzó su radicalización como revolución comunista con eje inicial en la Reforma Agraria.
El 7 de mayo de 1959 se aprobó la ley de reforma agraria y de creación del INRA que se convertiría en el centro del poder del Estado cubano. Se abrió entonces un proceso de expropiaciones y nacionalizaciones que afectaron fuertemente a la clase alta y a las empresas estadounidenses. Simultáneamente los sectores moderados en el gobierno (Miró Cardona, Urrutia, López Fresquet) fueron siendo reemplazados, al mismo tiempo que casi toda la clase alta propietaria de las plantaciones e ingenios azucareros y un considerable sector de la clase media, abandonaban el país y se instalaban en Estados Unidos.